El antiguo cortijo La Aceitera se encuentra en las proximidades de Sevilla, siendo tradicionalmente parada donde bebían las bestias en su camino hacia la ermita del Rocío. Hasta su última reforma siempre había estado dedicado a la elaboración de la aceituna, aquí había un molino y se almacenaba el aceite; de ahí su sobrenombre de La Aceitera de Bollullos, como le gusta llamarlo a su nueva dueña. Es un espacio con mucho encanto, de sabor tradicional y pinceladas contemporáneas y rodeado de campos de olivos, diseñado con sencillez, esmero y creatividad para despertar la sensibilidad y favorecer la serenidad de quienes acoge.
A día de hoy La Aceitera continúa siendo espacio de elaboración, pero en este caso de elaboración creativa nacida de la raíz y la pasión flamenca de su nueva propietaria; bailaora rompedora y reconocida por haber puesto patas arriba las raíces de su arte. La Aceitera es hogar y es también residencia de artistas y espacio de muestra de sus creaciones; dispone de una nave/laboratorio de 200m2 acondicionada para ensayos y actividades grupales y un escenario a cielo abierto que cuenta con un gran corralón con piscina como patio de butacas.
La reforma ha conservado el estilo sencillo y austero de las construcciones agrícolas, despojándola de los añadidos que, con el paso de los años, habían ido enmascarando la construcción original. Se han despejado los espacios para hacerlos más abiertos y polivalentes y también se han eliminado los falsos techos y el recubrimiento que enmascaraba las chimeneas para darles un carácter más acogedor y hogareño. No en vano la primera estancia que nos encontramos al entrar desde el patio de naranjos es la cocina recibidor, que distribuye los espacios del hogar, la casa de invitados en el piso superior y el tablao.